Los falsos test que detectan el SIBO y las intolerancias alimentarias llenan las consultas
«Doctora, tengo SIBO» o «doctor, soy intolerante al gluten», dos frases que cada día con mayor frecuencia se encuentran los médicos de Atención Primaria de boca de sus pacientes. Cuando les preguntan cómo han dado con ese diagnóstico la respuesta también se repite: «Me lo ha dicho un test que me compré por internet». Estas pruebas, advierten los facultativos, no tienen validez en la mayoría de los casos y están inundando las consultas de los médicos de familia de pacientes, sobre todo jóvenes, que se han autodiagnosticado e incluso han retirado los alimentos de sus dietas.El SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado) consiste en la presencia anormal de bacterias en el intestino delgado que deriva en la presencia de síntomas como gran cantidad de gases, dolor de estómago o estreñimiento, entre otras. Desde hace algo más de un año, las publicaciones en redes sociales como TikTok tanto de jóvenes que aseguran sufrirlo como de supuestos profesionales que hablan de él han multiplicado el número de pacientes que creen padecerlo, pero muchos acuden a su médico ya con un diagnóstico que han obtenido con uno de esos test.En una sala en la que se imparte una conferencia sobre el asunto durante la celebración del congreso nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria Semergen en Bilbao, al que ha acudido ABC, no son pocos los médicos de cabecera que refieren haberse encontrado ante estas situaciones. «Sobrecrecimiento bacteriano intestino delgado (SIBO) e intolerancias alimentarias: moda o realidad» tiene por título la charla y los asistentes lo tienen claro: aunque existen y hay gente que los sufre, también hay mucho de moda en estos trastornos. «Tenemos tal cantidad de pacientes, sobre todo gente joven que lo ve por las redes sociales , y cada día son varios los que vienen por este síntoma«, explica Viviana Oscullo, médico de Familia y miembro del Grupo de Trabajo de Digestivo de Semergen, una de las ponentes de la conferencia. Noticia Relacionada estandar No La mitad de la población no sabe que la sanidad pública se financia con los impuestos EP Además, el 38% de los ciudadanos percibe que no se reciben los mismos servicios según la comunidad autónoma en la que se resideEsas pruebas, dice la facultativa, aparte de no ser fiables tienen precios que no todos los bolsillos pueden pagar. «Del test de SIBO he visto precios de hasta 500 euros. Son test que no están validados, que tienen que cumplir requisitos previos a la prueba, luego interpretarlo, y no es tan fácil que cumplan las condiciones como para que esté bien hecha la prueba y, suponiendo que esté bien hecha, tampoco tiene validez», expone. Basta con hacer una búsqueda en internet para encontrar cualquiera de estos test, que en muchas ocasiones se ofertan desde las páginas web de laboratorios y clínicas privadas. También los que prometen ayudar al paciente a conocer todas sus intolerancias por precios que pueden ser de 150 e incluso 250 euros.Los únicos que cuentan con validación científica son los test de aliento con hidrógeno espirado para detectar intolerancias a la lactosa y a la fructosa, afirma Elena Pejenaute, médico de Familia y también miembro del Grupo de Trabajo de Digestivo de Semergen. Estas pruebas, insiste esta facultativa ante sus colegas, tienen limitaciones, necesitan una preparación específica y se deben usar en pacientes sintomáticos, no cuando esos síntomas no existan.A través del peloPero hay muchas otras que no cuentan con esa validación y que incluso están contraindicadas por la Sociedad Europea de Alergia e Inmunología, como la prueba de IGG en alimentos, que promete averiguar las intolerancias alimentarias de los pacientes de entre más de 200 alimentos. Tampoco la tienen otras como la conocida como el test del cabello, que a través de un pelo promete detectar hasta 900 intolerancias, no solo alimentarias, o la prueba de electroacupuntura de Voll, que se lleva a cabo con un aparato que mide el potencial eléctrico de un órgano para diagnosticar intolerancias. El principal riesgo, lamenta Pejenaute, se sitúa en los pacientes que hacen caso a los resultados de estas pruebas y deciden quitar esos alimentos de sus dietas. «Ahí está el peligro. El hecho de hacer dietas restrictivas provoca mala absorción de nutrientes y muchas de ellas producen estreñimiento. Estás limitando unos alimentos y haciéndolo sin ningún tipo de supervisión médica, puedes tener déficits nutricionales. E incluso lo hacen personas que tienen trastornos alimentarios y eso empeoraría mucho más su situación», advierte la facultativa. «Y eso sin contar que estás limitando la calidad de vida del paciente», añade por su parte Oscullo. Sin pruebas en PrimariaHay, coinciden ambas profesionales, muchos mitos respecto a estas patologías, y aunque el médico de Atención Primaria no puede diagnosticarlas, pues en la Atención Primaria no se llevan a cabo las pruebas pertinentes, sí puede contribuir. «Estos pacientes vienen muchas veces a preguntarte antes de hacer el test y ahí es donde está nuestra labor para indicarles lo que vale y lo que no. Y si vienen con el test hecho debemos incidir en no poner dietas restrictivas, sino explicar al paciente lo que hay sobre el SIBO y descartar otras patologías», sentencia Elena Pejenaute. «Efectivamente se ha puesto de moda y como una moda que es hay que ponerla en su sitio».