Fernando Savater: «Estoy totalmente a favor de la lujuria. A veces, más que un pecado, es un milagro»

Fernando Savater ha sido y es referente intelectual para varias generaciones. Hombre libérrimo por encima de todo, autor de libros esenciales y artículos memorables, fastidio de sectarios y de fanáticos , habla con nosotros hoy sobre pecados, pese a que cometo el inexcusable de interrumpir su lectura de los diarios. Me perdona y yo, a cambio, le perdono uno capital. -Fernando Savater. Perdóname la ira . Es el que me produce más vergüenza de todos, incluso de los inventados por mí. Me avergüenza ponerme tan feroz a veces, sobre todo a mi edad, que ya es un poco ridículo no saber que no hay que enfadarse tanto . Noticia Relacionada A LA CONTRA opinion Si La cancelación de Schrödinger Rebeca Argudo Desde siempre, hasta hoy, ha habido alguien, un poder (religioso, político, económico, social), que aspirase a imponer el silencio al incómodo y al disidente-¿Cuál es el que no le cuesta disculparse a sí mismo?-La lujuria , por supuesto. Estoy totalmente a favor. Me cuesta mucho imaginarlo como pecado. A veces, más que pecado, es un milagro.-¿Cuál no le cuesta disculpar en los demás?R. Pues, aunque yo no lo tengo muy desarrollado, la pereza. Siempre he sido muy activo. Durante toda mi vida he pensado que había que hacer cosas y, si por la noche no recordaba haber escrito, haber leído, haber ido a tal sitio o a tal otro, me parecía que había perdido el día. Hoy, en cambio, la pereza me parece una cosa inteligentísima. No hacer absolutamente nada es una bendición. -¿Son los pecados carnales los más disculpables?-Por supuesto. Yo es que soy muy poco espiritual, muy carnal. Así que todos los que tienen que ver con la carnalidad (la lujuria , la pereza, la gula, sobre todo con la bebida más que con la comida) ni siquiera los considero pecados . Los considero pecados más por dar gusto a los demás. A veces, incluso saco un poco de orgullo y digo: pues sí, yo peco. Pero en el fondo no me lo creo. -Para nosotros, más que pecados, serían pasiones.-Eso es, pasiones sí. Yo he sido siempre un hombre muy apasionado . Demasiado, incluso. He metido la pata constantemente por dejarme llevar por las pasiones. -Hábleme de alguno de sus pecados inventados.-Bueno, son pequeños pecados veniales, de paso, que uno cuando está viviendo pues inventa. Dice una pequeña mentira, como forma para salir de un atolladero. Son pecadillos instrumentales muy útiles, de procedimiento. -Pecados a medida-Claro. Uno, conforme van pasando los años, cada vez se puede permitir menos pecados. No es que con los años uno deje los vicios, es que los vicios le dejan a uno . Se van buscando a uno más joven que caiga en ellos. Desgraciadamente, uno se va encontrando con menos pecados que poder cometer. -Cometerlos se convierte, paradójicamente, en un milagro.-Exactamente eso. -A estar alturas, seguir pensando que algo sea pecado puede parecer anacrónico. ¿Es un concepto desactualizado?-Lo que pasa, creo, es que ya hay una especie de tolerancia. -Y ciertos pecados incluso aparecen como méritos en determinadas profesiones.-Bueno, sobre eso se ha escrito bastante. Wenceslao Fernández Flores tiene un libro maravilloso llamado ‘Las siete columnas’ en el que habla de cómo esos siete pecados son las siete columnas que sostienen a la sociedad y que, sin ellos, se hundiría. También la ‘Fábula de las abejas’, de Bernard de Mandeville, va en ese sentido. Los pecados son imprescindibles porque son pasiones. Y son las pasiones las que mueven la rueda del mundo. No se mueven con otra energía. -Va a ser la cosa cuestión de medida, Fernando.-Todo es cuestión de medida en esta vida. Mira las drogas. Las drogas son una cuestión de medida: si tomas una cantidad adecuada, la droga puede ser positiva . Si no, nadie la tomaría. Nadie se droga con lejía. Las drogas tienen siempre una parte favorable, pero que se te vaya la mano es fácil. -Otra vez la medida… ¿Hay que controlar y no dejarse llevar? Hablo de pecados, no de drogas. -Bueno, a veces dejarse llevar es lo mejor. Oscar Wilde decía que la única forma de escapar de las tentaciones es caer en ellas.

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