Kapital, 30 años
La noche que llegué a Kapital había en la calle un frío navideño que mataba mendigos, y había dentro, sobre la plataforma correspondiente, una gogó medio rubia, altiva y extranjerizante, a cuyo pie de pedestal me quedé un rato, a tomarme ahí el ron quieto de mi juventud que se quería una soltería de muchas novias. Hablo de mediados de los noventa, alcalde. Qué tiempos, qué insomnes tiempos apasionantes. Yo fui clientela de Kapital, sí, porque aquello no era una discoteca, sino un laberinto con muchas noches dentro de la misma noche. Desde el restaurante descerrajado al cielo hasta los reservados de palco, donde se ataban la lujuria y la penumbra. Noticia Relacionada Cartas al alcalde opinion Si Ciudad desmemoriada Ángel Antonio Herrera Tiene alzhéimer una mujer sonámbula por Madrid, o acaso más lejos yaYo no sé cuántas copas habré gastado, mientras miraba gogós, ni sé tampoco cuántas copas he invertido en las mil y una noches que estuve en la discoteca, pero salen muchas o muchísimas, en cualquier caso, lo que no quiere decir que uno haya bebido mucho, pero sí que reúno ya un largo y casi excesivo kilometraje haciendo barras, o barras, en Kapital, y en algún otro templo de la mala vida de Madrid, que era la buena, porque éramos jóvenes, felices, o casi, y más bien indocumentados.madrid_dia_0703Llevo en el alma más noche que la grifería del Pasapoga, o de Kapital, donde estrené botas de serpiente, probé alcoholes de algarabía, codicié bailarinas hermosas como un desmayo, cené fino, bailé los cuarenta principales, conspiré contra famosos, hice cónclave de salvajes, lloré sin lágrimas por males de amor, y charlé de lírica con algún forajido que aún hoy es mi amigo. MÁS INFORMACIÓN noticia Si La muerte del patinete noticia Si Los bañistas en paroHe hecho tertulia de libros en la discoteca, incluso, porque Kapital tenía pista espacial abajo, con focos y escenario y toda la pesca espejeante, y luego varias plantas de copeo de charla, con sillones de mediodía que se habían quedado en la zona, anacrónicos y magníficos, como vecinos del frenesí eléctrico del centro de la sala. También ahí me hice fotos con las guapas de la tele de lozanía del momento, que ahora se van marchitando en la televisión, o en el retiro, desde Anne Igartiburu a Belinda Washington o Lolita. Treinta años acaba de cumplir Kapital, casi igual que entonces. Cuando nosotros ya no somos los mismos.