Parecidos y divergencias: Romero de Torres y Zuloaga, dos maestros frente a frente en Córdoba

‘De lo espiritual a lo profano’. Con esta idea Córdoba recuerda a Julio Romero de Torres y lo sitúa junto a Ignacio Zuloaga partiendo de las colecciones del Museo de Bellas Artes de Bilbao y del Museo Julio Romero de Torres. El fin es ahondar en la personalidad estética de los dos pintores coetáneos. Similitudes entre ellos hubo algunas, como el gusto por el retrato, el paisaje y los toros ; diferencias, muchas. La muestra en la sala de Vimcorsa , inaugurada el lunes, da la respuesta.Noticia Relacionada Fotogalería vertical No El imponente diálogo en Córdoba entre Romero de Torres y Zuloaga, en imágenes Valerio Merino La sala Vimcorsa acoge desde este lunes una muestra de ambos artistas dentro de las actividades por el 150 aniversario del nacimiento del pintor cordobésDe desbordante talento y viviendo en una misma época, desarrollaron unos rasgos muy diferentes en su respectiva evolución. La obra pictórica de Julio Romero de Torres se sitúa junto a la de Ignacio Zuloaga para que el espectador saque sus propias conclusiones mediante la contemplación de 24 obras, once de ellas del creador vasco y el resto, del padre de la ‘Chiquita piconera’. Óscar Fernández , el comisario de la muestra, articula este viaje visual jugando con las distintas salas y agrupando los lienzos por temáticas. Así, el primer grupo sintetiza el cambio de siglo, sus respectivas etapas iniciales y reúne los óleos ‘Horas de angustia’ con ‘La dama de la sombrilla’, que representa a una mujer vestida con mantilla, al modo de la época, llevando una sombrilla blanca de encaje para protegerse del sol.También aborda la figura en el paisaje contraponiendo el ‘Retrato de doña Adela de Quintana Moreno’, de 1910, con el que realizó Romero de Torres de María Aguilar. En el primero Zuloaga muestra en gran formato a la protagonista de cuerpo entero, aunque de perfil, vestida de negro por completo, en una jornada fría y de viento del Norte de España. Al fondo se divisa un monte y un pequeño pueblo, mientras que el cielo presenta grandes nubes negras.En el apartado llamado ‘La Eva moderna’ ha reunido el ‘Retrato de la Condesa de Colomera’ y ‘Diana ‘ con el ‘Retrato de doña María del Carmen Gómez Acebo’, que pintó Zuloaga, todos ellos impregnados de belleza, elegancia y sofisticación. Ignacio Zuloaga nació en Éibar (Guipúzcoa) en 1870 y murió en Madrid en 1945. Julio Romero de Torres nació en 1874 en Córdoba y murió también aquí en 1930. El arte español en aquellos compases atravesaba un buen momento, tras el desastre de 1898, el contacto con las nuevas tendencias artísticas de Europa, y el deseo de hallar un lenguaje propio. «Se aspiraba, en la mayoría de los casos, a destilar lo eterno de lo transitorio, lo universal de lo local», en palabras de Óscar Fernández. Zuloaga y Romero de Torres tuvieron un papel crucial en aquel panorama y es habitual mostrarlos «como figuras antagónicas » por cuestiones geográficas, por el estilo y el tono. El primero se integró en la escena artística moderna de París y admiró a El Greco, mientras que Romero de Torres optó por el folclorismo, el clasicismo italiano y los simbolismos de Centroeuropa.Propuestas El retrato, el desnudo femenino, la tauromaquia, el tema religioso y el paisaje, presentes en este paseo pictórico La propuesta de Vimcorsa lleva al espectador, una vez se adentre en la sala dos, por el cuerpo femenino , de la mano de ‘Desnudo de mujer’, del creador vasco, que muestra a su protagonista tumbada junto a un mantón de Manila, y se codea con las enigmáticas obras, repletas de sensualidad, del cordobés ‘Ofrenda al arte del toreo’, ‘Salomé’ y el célebre ‘Naranjas y limones’. Las diferencias saltan a la vista en estos cuatro lienzos plenos de madurez artística, en los años 20 del siglo pasado. El turno de los personajes masculinos llega en la sala tercera. El Conde de Campo Alegre, de 1892, enseña a un hombre refinado y de aspecto desenfadado, vestido con terno blanco y con un paisaje de grandes árboles al fondo. Es una obra repleta de luminosidad, pero de principiante, en la que Zuloaga aún buscaba su estilo. Cohabita con ‘Un bohemio (Retrato de Pablo Uranga)’, un dibujo hecho a carboncillo sobre cartulina, sobre otro artista vasco al que conoció en París. Destaca por la importancia de la figura humana y el gesto del protagonista con las manos en los bolsillos.El ‘Retrato de Pablo Uranga’, también a carboncillo y lápiz Conté sobre cartulina, refleja al mismo hombre pero 30 años después y con Zuloaga convaleciente de una enfermedad. Esta obra se ve las caras con el óleo que inmortalizó a José Félix Huerta. La temática taurina emerge con el retrato que Romero de Torres le hizo al Guerra en 1900, con el torero de pie junto a una escalera, y llega el momento de apreciar al ‘Picador gitano’, sentado. De nuevo quedan de manifiesto los grandes contrastes a la hora de abordar los mismos temas. En el plano religioso irrumpe ‘El cardenal’ de 1912, en el que se aprecia la intensidad cromática, obra creada tras una estancia del pintor vasco en Castilla, que lo marcó para siempre. Lo encarna un modelo habitual suyo, Francisco, vestido con la púrpura que corresponde a los príncipes de la Iglesia. El cuadro muestra una clara influencia de El Greco tanto en la figura alargada del joven sacerdote que hay junto al protagonista como en la atmósfera y en el fondo, la localidad segoviana de Sepúlveda. En este punto está dispuesto ‘Nuestra Señora de Andalucía’, de Romero de Torres. No falta el ‘Retrato de Doña Rosita Gutiérrez’, datado entre 1914 y 1915. La mujer luce mantilla negra y media teja y va enlutada. Se sitúa con el fondo del paisaje de un pueblo que no está identificado, y con un cielo con poca luz, de tonos azules muy oscuros. A su lado hay un retrato que también mira directamente al pintor en una obra en que la mujer muestra un abanico con una de las ‘Majas’ de Goya.Plazo La muestra, que permanece abierta hasta el 1 de diciembre, ahonda en la marcada personalidad estética de cada creador En la exposición figura, además, ‘Paisaje de La Rioja’, la vista panorámica de un pueblo blanco, situado en un valle. Un río, puentes y tierras de labranza se alternan con las montañas en una vista con un cielo oscuro , muy característico de su obra. ‘Flor de santidad’, ‘Amor místico’ y ‘Arcángel San Rafael’, que clarifica la visión sacra y profana tan propia del creador andaluz. Finalmente, ‘Rivalidad’, de Romero de Torres , no se muestra en esta cita porque se encuentra en proceso de compra, tras el acuerdo entre el Ayuntamiento y Prasa. Todos ellos, entrelazados, redundan en «abrir una nueva ventana o línea de investigación sobre la relación de Romero de Torres con este autor de su tiempo para hacer algo nuevo que permita ampliar el conocimiento sobre el autor», como apuntó Enrique Ortega , responsable de los Museos Municipales de Córdoba.Una mujer admira el ‘Retrato de doña Adela de Quintana Moreno’, de Zuloaga Valerio Merino 150 aniversario Diálogo inédito de estéticas para festejar el nacimiento del artista cordobés El Ayuntamiento de Córdoba y Vimcorsa, en colaboración con el Museo de Bellas Artes de Bilbao, son los artífices de este proyecto expositivo. El alcalde de Córdoba, José María Bellido, subrayó el lunes que «esta segunda exposición que celebra el legado del autor cordobés en el 150 aniversario de su nacimiento es un diálogo inédito donde confrontan estéticas y se abordan sintonías creativas». El fin es «impulsar la proyección al exterior de la figura del artista, contextualizarlo dentro de la pintura española y europea de su tiempo y generar una mirada innovadora sobre su legado». La muestra, en la calle Ángel de Saavedra, 9, dispone de un programa de visitas guiadas a disposición del público sin reserva previa, pero con aforo limitado. El horario de apertura es de martes a viernes, de 10.30 a 13.30 horas y de 18.00 a 21.00 horas. Los domingos y festivos, de 10.00 a 14.00 horas.

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