Courtois, enemigo rojiblanco número dos

Thibaut Courtois estuvo tres años en el Atlético de Madrid . El Chelsea lo había fichado del Genk con 19 años por casi nueve millones de euros, pero en ese momento Petr Cech era insustituible y el conjunto londinense le buscó una cesión de primer nivel. El equipo rojiblanco andaba tras un guardameta que sustituyese a De Gea, que se había marchado al United, y encontró en el belga al candidato ideal. «Tengo muy buenas sensaciones. Llego a un gran club. Madrid es una ciudad muy bonita y el equipo está conmigo», dijo aquel verano de 2011 en el que se anticipó al futuro. «Me gustaría quedarme dos o tres años».Noticia Relacionada Fútbol estandar No La secuencia de Courtois en el Metropolitano: primero los cánticos, después la reacción hacia la grada y los mecheros Miguel ZarzaEl balance de la unión no pudo ser más satisfactorio, tanto para el jugador como para el club. La primera campaña ganaron la Europa League. Al año siguiente, la Supercopa de Europa y la Copa del Rey. De aquel título copero se recuerda, sobre todo, su celebración en Neptuno en la que, micrófono en mano, cantó contra el eterno rival: «Salta, salta, salta, pequeño canguro, a los madridistas que les den por…». También tuvo repercusión su queja en la zona mixta del Bernabéu al acabar el partido: «Me han tirado un mechero desde la grada». Su último año en el Atlético, temporada 13-14, la cerró con el título de Liga y la final de la Champions. Courtois fue dos veces Trofeo Zamora.Despedida entre lágrimas«El Atleti siempre estará en mi corazón», contó en julio de 2014 en el vídeo con el que dijo adiós. «Han sido tres años maravillosos». Courtois regresaba al Chelsea, reclamado por su club de origen, dirigido entonces por Mourinho, para dar el relevo definitivo a Cech. Fueron cuatro años vestido de ‘blue’, y tampoco le faltaron títulos, pero al poco de aterrizar en Inglaterra ya se comenzó a hablar de su posible regreso a España por motivos familiares. Courtois tenía claro que quería volver a la capital, donde residían sus hijos, y ese deseo casaba a la perfección con las intenciones del Real Madrid.Fue presentado en el palco de honor del Bernabéu en agosto de 2018, y desde el primer día hizo saber a la afición del Atlético que el amor que había profesado al club rojiblanco no era tan incondicional como pensaban: «Hoy cumplo un sueño. No podéis imaginar lo contento que estoy, sólo los que me conocen de verdad saben lo mucho que he trabajado para estar aquí. Mi objetivo era venir y todo el mundo lo sabía, aunque no se podía decir. Estoy en el club donde siempre quise estar, por eso me he besado el escudo. Nunca lo había hecho». Y remató con el habitual grito de «¡Hala Madrid!».Para entonces, Courtois -que había visitado el Metropolitano con el Chelsea en la Champions de 2017, y fue recibido con una cerrada ovación-, contaba ya con su placa en el denominado Paseo de las Leyendas del Wanda Metropolitano, el espacio reservado para los jugadores con más de 100 partidos con el club rojiblanco (jugó un total de 154). No tardó en ser vandalizada. El belga se había convertido en un apestado para la afición colchonera, como lo eran el resto de jugadores anteriores a él que eligieron jugar en el Madrid habiendo pasado previamente por el Atlético. De los más recientes, Hugo Sánchez, Solari o Theo Hernández. Courtois añadía al fondo del asunto el agravante de las formas, siempre tan importantes. En su primera visita al Metropolitano, en febrero de 2019, fue recibido con una lluvia de ratas de peluche y continuos improperios desde las tribunas. «Casi no me he dado cuenta», dijo con suficiencia. Desde entonces así ha vivido cada una de sus visitas al feudo de San Blas.En esa escalada de odio hacia su persona hay un punto de inflexión. Justo antes de jugarse la final de la Champions de 2022 ante el Liverpool, Courtois pronunció una frase que supo a cuerno quemado en el Atlético. «Si te enfrentas al Real Madrid sabes que cuando juega una final la gana. Ahora estoy en el lado bueno de la historia». La afición colchonera reaccionó de forma furibunda. Cargó contra él y exigió a la directiva que quitase su placa definitivamente. «Si quieres quitar la placa de Courtois, ve con un pico y una pala y quítala», respondió Enrique Cerezo, desafiante, a los instigadores. Horas más tarde la placa del arquero fue arrancada.Con todos esos antecedentes se llegó al derbi de este domingo , en el que Courtois fue nuevamente denigrado desde el Fondo Sur del Metropolitano. Los gritos de «¡muérete!» se mezclaron con insultos de todo pelaje hasta que llegó el gol de Militao. Entonces, la reacción del belga, mostrando su alegría mientras se encaraba con la grada, provocó el lanzamiento masivo de objetos sobre él y la posterior suspensión temporal del partido tras quejarse al árbitro. Para más inri, acabó lesionado en el abductor de la pierna izquierda y estará de baja las tres próximas semanas.

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