Sánchez Barriga: El falso testigo del Arny que en realidad era un asesino

La sentencia lo define como un individuo que presenta rasgos anómalos de la personalidad. Sufre un trastorno mixto de personalidad, es antisocial y narcisista pero también es un asesino reincidente que acaba de ser sentenciado por tercera vez por un delito de sangre. Se llama José Antonio Sánchez Barriga pero a finales de la década de los 90 del siglo pasado se le conoció en los medios como testigo protegido o Eduardo. Era la identidad ficticia creada para proteger a un menor que aseguró haber sido víctima y testigo de una red de corrupción y prostitución de menores que tenía como epicentro el pub Arny. Una mentira gigantesca que llevó al banquillo a personalidades de la sociedad sevillana y rostros conocidos de la televisión. Esa descripción sobre su personalidad está extraída de la sentencia que lo acaba de condenar a 23 años de cárcel por matar a golpes a un vecino de Brenes.El Barriga es un individuo primario e incapaz de reprimir sus impulsos. Acumula ya tres crímenes. El primero de ellos, cuando aún no había estallado el escándalo del Arny, lo cometió siendo menor de edad. Apenas han trascendido datos sobre él. Sí se tiene una descripción muy detallada de lo que sería su siguiente asesinato, cuando acababa de cumplir 25 años y ya había quedado retratado como un mentiroso por sentencia judicial. Hablamos de un joven que se crió en un ambiente desestructurado, ligado a las drogas y con antecedentes desde temprana edad. Un conocido de la Policía al que no le fue difícil ofrecerse para dar un falso testimonio . Cuando se descubrió la patraña que había detrás del caso Arny, Eduardo se retractó asegurando que había sido víctima de la presión policial y que todo era una tapadera para desviar la atención pública, entretenida por aquellos años en otros escándalos de más enjundia como los GAL. Nunca se probó qué había detrás de las mentiras de aquel joven delincuente.El segundo crimen que cometió, cuando contaba sólo con 25 años, recuerda mucho a los hechos ocurridos en Brenes décadas después y que han sido recientemente juzgados. La víctima de aquel entonce fue un anciano de 72 años que había pactado con él mantener relaciones sexuales a cambio de dinero. Corría el año 2004. Recorte de uno de los reportajes emitidos sobre el caso Arny donde se ve el aspecto que tenía el falso testigo ABCHabía conoció a su cliente en un bar de las inmediaciones de Santa Justa y como detalla la sentencia de la Audiencia Provincial, ambos se dirigieron a un criadero de cerdos en San José de la Rinconada para practicar sexo. Sin embargo, una petición del cliente y la negativa de Sánchez Barriga a complacerle provocaron una discusión que acabó de manera salvaje. El chapero destrozó la cabeza con un trozo de viga al anciano. LPor aquellos hechos cumpliría una condena de quince años. A principios del año 2020 ya estaba de nuevo en la calle, con más de la mitad de su vida agotada en distintos periodos entre rejas. Un ser más acostumbrado a sobrevivir en el mundo carcelario, que en sociedad. En febrero de 2021 -no llevaba ni doce meses en libertad-, volvió a reaccionar de manera salvaje, dejando una tercera víctima mortal y a punto de sellar una cuarta.La sentencia que se ha conocido estos días describe una violencia brutal y una forma de proceder que recuerda a lo que había pasado en aquella pocilga de San José de la Rinconada. El Barriga había estado haciendo trabajos para un conocido de la prisión que vivía en Brenes. Una noche acudió a reclamarle dinero y estalló una pelea. En el transcurso de la disputa, echó mano de un calabozo (una herramienta parecida a un machete que se usa en trabajos agrícolas) con la que golpeó repetidamente en la cabeza a la víctima. Cuando su pareja salió en su defensa, también le pegó en la zona superior de su cuerpo. El médico que acudió en primer lugar al escenario del crimen fue muy gráfico en el juicio al detallar que el fallecido presentaba una herida abierta en la cabeza por donde podía meter su mano. Fue la última orgía de sangre que cometía el falso Eduardo. No dudó en admitirlo ante el tribunal. Hoy duerme en prisión de donde saldrá siendo un anciano.

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