Correa derrota a los idiotas
Un público influyente, que levanta a su equipo y encoge al rival, terminó en compañía indeseable y destructiva, nociva para todos. Diez, veinte, quizás los 112 que pasaban de 70.000 hasta convertir en histórico el aforo, ensuciaron a golpe de mechero y vandalismo un derbi que los entrenadores habían vuelto futbolísticamente aburrido, cobarde, infame. 112 tipos que avergonzaron a una institución que ahora está en la obligación de localizar y expulsar. Por eso, aunque es injusto culpar a 70.000 de la imbecilidad de 112, se vio hasta desagradable el festejo final del Atlético con la zona donde se escondían y ocultaban los autores de los sucesos desgradables. También las conversaciones a ras de césped de algunos jugadores con los portavoces. Con esa gente no se dialoga. No es que Courtois no merezca un reproche por desafiar y provocar a los energúmenos, pero el Atlético no puede permitirse la más mínima sospecha de complicidad o debilidad con ellos.112 tipos que reventaron un derbi que con el balón sólo había elevado ligeramente Vinicius, desconocido por lo comedido, con una de sus reconocibles y letales maniobras, la antesala del 0-1. Un partido que tardó en recomponerse tras la suspensión y que lo revolucionó un salvador habitual, un futbolista incomprendido, a menudo desperdiciado, maltratado incluso (algo que ayer hasta verbalizó al final del duelo), pero que responde una y otra vez. Se llama Correa y siempre se guarda algo. Noticias Relacionadas opinion Si De cara Vinicius es culpa del Real Madrid José Miguélez estandar No El uno por uno del derbi madrileño Javier AsprónResiste, nunca protesta y contesta al desprecio (incluso de aficionados) con una finta, un control, un engaño, un gol… Al Atlético ya le devolvió una liga que se le escapaba en Valladolid y un buen puñado de partidos envenenados ( es consenso que si Simeone se hubiera atrevido a acordarse de él en la prórroga de Milán, el desenlace habría sido otro). Y ayer le regaló un empate impensable. Bueno, Correíta, el genio de los minutos contados, y también quien le asistió con un pase maravilloso, Javi Galán, otro de esos futbolistas a los que Simeone castiga con la indiferencia (hasta el hijo del técnico, que es delantero, jugó por delante de él en Vigo) después de ficharlo a bombo y platillo. Ayer incluso sus compañeros le negaban el balón. Para Galón hasta los pocos minutos de Correíta son demasiados.