Una periodista británica ataca con dureza contra la arquitectura y los bares de Barcelona: «Es la más fea del mundo»
España es uno de los destinos vacacionales predilectos por muchos británicos por su gran abanico de posibilidades turísticas y de ocio, desde ciudades con un gran bullicio cultural a paisajes naturales de ensueño tanto de mar como de montaña y un clima y una gastronomía de lujo. Eso no quita que en los últimos tiempos cada vez más voces se estén alzando contra las experiencias turísticas en nuestro país .Así, en los últimos meses han aparecido en medios del país artículos en los que se carga duramente contra España por sus episodios de turismofobia o por la inseguridad que sufren los turistas. Ahora, la prestigiosa revista semanal ‘The Spectator’ acaba de publicar un artículo de opinión que es tajante: «España es un país horrible para pasar las vacaciones», dice su titular.La autora del contundente artículo es una popular colaboradora de medios, Zoe Strimpel , que se atreve a asegurar que España «es el peor país de Europa occidental ». El escrito, acompañado con una fotografía de una corrida de toros de la que se deduce que esta práctica tampoco gusta a la autora, empieza apuntando que el país «está ocupado actualizando su imagen» para que se vea como más que un destino de sangría y paquetes vacacionales.«Las ciudades son terribles»Así, Strimpel destaca que las redes sociales están mostrando España «también como un país elegante, romántico, bucólicamente de izquierdas y devastadoramente cursi», algo que ejemplifica con el reciente episodio viral de la piña para ligar en Mercadona. Tras mencionar esta percepción que se ve en Internet ella es tajante: «De mis encuentros con España ninguno ha sido genial: la mayoría fueron francamente espantosos. De hecho, me atrevería a decir que España es el peor país, no del mundo, pero sí de Europa occidental».«Barcelona es una desconcertante tundra de baratijas y bares de mala muerte, salpicada de la arquitectura más fea del mundo» Zoe Strimpel PeriodistaLa autora asegura que « las ciudades son terribles » y muy poco atractivas: pone en este saco a Magaluf, Marbella o Alicante pero también a Ronda, que que ve como elegante pero a la vez extraña, triste y que «me deprime». De Sevilla, Granada y Córdoba lamenta el «hedor de los desagües en todas las habitaciones en las que dormíamos». Stripmel tiene más y desmerece «las avenidas sofocantes y aburridas de Madrid, la búsqueda interminable e infructuosa del mejor lugar para comer embutidos, los floreos corporativos…». La articulista también carga contra Barcelona, que considera «una desconcertante tundra de baratijas y bares de mala muerte, salpicada de la arquitectura más fea del mundo : la de Gaudí». Así, Stripmel tilda de «mediocre» su playa y edificios y recuerda que es «una zona de guerra contra el turismo, y además te robarán la cartera».«Políticamente repugnante»« Políticamente, España es repugnante . Tiene una izquierda y una derecha chifladas con demasiado poder», añade Strimpel, que menciona específicamente el «odio instintivo hacia Israel» que se ha visto en nuestro país en este último año. La columnista pone énfasis en las bulliciosas protestas antituristas contra quienes los visitan y también habla de la economía del país, «que está prácticamente moribunda». Siguiendo con el repaso, sin ningún reparo, la autora menciona la «horrible» historia española y recuerda la Inquisición o el periodo de« Franco y su larga relación amorosa con el fascismo».Noticias Relacionadas estandar No Un chino que vive en España explica qué es lo primero que le asombró de nuestro país al mudarse: «Era un contraste muy claro» V.L estandar No Una española que vive en Los Ángeles explica cuánto dinero cobra al mes por trabajar allí: «No se gana en ninguna ciudad del mundo» V.L«No puedo pensar en ningún lugar de Europa –ni siquiera en Europa del Este o en los Balcanes– donde la comida sea tan mala y, sin embargo, tan promocionada», sigue la autora, que destaca las «montañas venenosas de carbohidratos aceitosos» o «las tapas grasientas que ocultan su insalubridad en el romanticismo de pequeñas copas de vino y terrazas animadas». Igualmente, parece detestar «los montones impíos de cerdo curado» y no esconde su «pesadilla gastronómica permanente: calamares fritos en baguette empapada en mantequilla».Para acabar, Strimpel se pregunta, con ironía, que qué tiene «la gran literatura española» más allá de Cervantes y acaba su estocada hablando de los toros. «Torturar animales lenta y cruelmente por deporte ante decenas de miles de espectadores que aúllan. No es una tradición adecuada para la era moderna, y mucho menos para Europa occidental». Por todo ello, la articulista tiene claro que « no volveré a molestar a España con mi turismo en un futuro próximo».