Sánchez alerta en la ONU de la escalada en Líbano y pide una conferencia de paz como la de 1991 en Madrid
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , ha puesto el punto y final a su estancia en Nueva York con motivo de la 79 Asamblea General de la ONU con un discurso ante el plenario del organismo, en el que ha abordado varias de las cuestiones más candentes de la actualidad internacional, desde la ofensiva israelí sobre el Líbano a la guerra en Ucrania, pasando por la crisis en Venezuela, sobre la que finalmente ha tenido unas palabras específicas ante el resto de naciones. Sánchez ha alertado de una «escalada de la máxima gravedad» en el conflicto de Oriente Próximo ante los acontecimientos de los últimos días. «Desde hace casi un año, asistimos a una insoportable espiral de muerte y devastación que ya se ha extendido al Líbano», ha señalado, el mismo día en que ha mantenido un encuentro bilateral con el primer ministro del Líbano, Najib Mikati. De forma algo velada, el jefe del Ejecutivo ha vuelto a postularse para acoger en España una conferencia de paz como la celebrada en Madrid en el año 1991, con Felipe González en la presidencia del Gobierno, y que fue el preludio de los acuerdos de paz de Oslo de 1993. Una vieja pretensión del presidente que la semana pasada respaldó el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, en su primera visita a España después del reconocimiento de Palestina realizado este año por nuestro país junto a otras naciones europeas. «Urge la celebración de una conferencia de paz con las partes y la comunidad internacional , apoyada hoy por más de 90 países. Una conferencia de paz que nos devuelva aquel espíritu de diálogo que Madrid albergó a principios de los años 90, cuando israelíes y palestinos se sentaron en una misma mesa a negociar», ha aseverado el líder socialista en recuerdo de lo sucedido hace más de tres décadas en el Palacio Real de Madrid. Como ha hecho durante toda su estancia en Nueva York, Sánchez ha equiparado los conflictos en Gaza y en Ucrania , asegurando que España defiende lo mismo en ambos, la prevalencia del derecho internacional humanitario que a su juicio no respetan ni el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ni el primer israelí, Benjamín Netanyahu, quien el viernes estará en e mismo estrado que Sánchez, como lo ha estado este mismo miércoles el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky. Noticia Relacionada estandar No Sánchez califica de «inaceptable e inexplicable» que México vete al Rey en la toma de posesión de la nueva presidenta Mariano Alonso El presidente ha explicado que España no puede aceptar esa exclusión y que por eso ha decido no enviar a ningún representanteSobre Venezuela, en un discurso pronunciado apenas minutos antes de que tomará la palabra el representante del régimen chavista, Sánchez ha calificado de «enormemente preocupante» la situación después de las elecciones del 28 de julio, ha reclamado un «recuento de los resultados electorales en condiciones de total transparencia» y ha afirmado que «quiero reiterar una vez más el compromiso inquebrantable de España con la democracia y la defensa de los derechos humanos en este país, y condenar cualquier detención o amenaza contra los líderes políticos». Pero además de posicionarse ante los conflictos bélicos que se producen en distintos lugares del plantea, Sánchez ha puesto el énfasis en que «junto a las amenazas a la paz, el mundo se enfrenta a un riesgo real de retroceso de la democracia». El presidente español ha proclamado que la democracia «libra una batalla por su supervivencia» y que no puede darla, ha argumentado de manera gráfica, «con la mano atada a la espalda». Sin mencionar, como en otros momentos de su estancia en Nueva York, sus plan contra los medios de comunicación impulsado recientemente por el Consejo de Ministros, Sánchez sí se ha referido a que el sistema democrático «se enfrenta a gente sin escrúpulos: activistas de la mentira, los bulos y el odio, dispuestos a partir en dos las sociedades para imponer su agenda regresiva». En materia fiscal, una de las más importantes en su agenda. Sánchez ha vuelto a defender ante los miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas «un impuesto mínimo global para las grandes fortunas ». Su discurso no se ha olvidado del desafío de la Inteligencia Artificial, un terreno en el que ha planteado una visión posibilista, recordando que ya otros avances se vieron como amenazas pero terminaron desmintiendo los peores augurios. «Como tantas veces en el pasado, el surgimiento de un avance disruptivo genera miedo y desconfianza. No es la primera vez. El descubrimiento de la escritura, dijeron algunos, liquidaría el conocimiento a través de la memoria», ha ejemplificado, añadiendo que «la imprenta limitaría la profundidad de los pensamientos. Hasta la electricidad fue vista como un asesino silencioso en la paz del hogar». Ante ello, ha pedido seguir las recomendaciones del Órgano Consultivo del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para «asegurarnos de que las decisiones sobre la Inteligencia Artificial no queden en manos de unos pocos, y que su desarrollo se realice de manera ética y responsable, en beneficio de toda la humanidad», ha concluido. Como durante toda su estancia en la ciudad norteamericana, Sánchez ha abogado por una reforma profunda de los mecanismos de gobernanza de la propia ONU. En una intervención previa ante el Consejo de Seguridad ha abogado claramente por abolir el derecho de veto y, entretanto, se ha comprometido a que España apoyará «todas las iniciativas conducentes a la limitación de su uso».