La montaña rusa

Seguimos frontándonos los ojos. La extravagancia se ha ido apoderando del Sevilla de un tiempo a esta parte y ha firmado un capítulo principal este martes. Minutos después del agónico triunfo por la mínima ante uno de los rivales más endebles de Primera se anunció a bombo y plantillo la renovación del entrenador hasta 2027 cuando sólo se llevan siete jornadas de Liga disputadas, una decisión que, más que prematura y sorprendente, resulta casi sonrojante. Dos partidos ganados, y de milagro, a Getafe y Valladolid permiten a Xavi García Pimienta prolongar su vínculo laboral. Y económico. Sin más mérito que ese. Asombroso. La culpa de este sainete, por supuesto, no es del técnico, que bastante tiene con hacer jugar a Iheanacho y Marcao.En una escena pueril y un tanto loperista, grabada y difundida por el club, el presidente, José María del Nido Carrasco, explicaba al equipo en el vestuario, entre camillas, que se renovaba al técnico como muestra de la construcción de «un proyecto sólido». Pero no refleja precisamente solidez proclamar de esa manera un asunto de tal calado. ¿Y si no marca Ejuke y acaban empatando? ¿Cómo es eso de que estaba decidido antes de jugar contra el Getafe? ¿Cuando no se había logrado una sola victoria? La altura del calendario y la discutida situación deportiva a causa de la confección de la plantilla apuntan más a un arrebato, a un tic autoritario y una huida hacia delante que a un plan robusto y asentado. Un auténtico brindis al sol que erosiona enormemente la imagen de un club con siete títulos de la Europa League en sus vitrinas ahora sumido en una crisis económica y social gigantesca que ha sentado a todo el sevillismo en el vagón de una montaña rusa.La incomprensible actuación presidencial, además, tiene todos los visos de haber conseguido justo lo contrario de lo que pretendía. Si la dirección buscaba generar algo más de estabilidad, la torpeza con el método y el momento no ha hecho más que acrecentar la inseguridad, el desequilibrio, así como poner el foco todavía en mayor grado en el trabajo que haga a partir de ahora el primer técnico, sometido ya a una fiscalización permanente e intensa de la afición. ¿Qué necesidad había de un movimiento como éste? Hace sólo un año sonaba el himno de la Champions en Nervión. Ahora, tras una reestructuración bestial para recortar gastos, el Sevilla monta una revolución tras vencer por la mínima a un recién ascendido.

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